Hay libros que nos seducen por su contenido, otros por su originalidad o por su formato. Todos presentan unas características peculiares que, o los convierten en auténticos tesoros o acaban en una estantería lejana, olvidados y condenados a la hoguera o al vertedero. De entre los muchos libros que se editan en la actualidad, hay pocos que merecen salvarse del olvido y ocupar un lugar de honor en nuestro escritorio. Uno de ellos es y será sin duda la primera publicación del Museo Pedagógico de Aragón, dirigido por el pedagogo y escritor Víctor Juan Borroy.
Se trata de la edición facsímil de la obra El libro de los escolares de Plasencia del Monte, que recoge los trabajos cotidianos de niños de entre 8 y 12 años de esta escuela oscense. En un papel humilde y con una imprenta rudimentaria, este grupo de alumnos de una escuela rural unitaria estamparon, letra a letra, algunas de las páginas más hermosas de la historia de la educación y de la escuela aragonesa del último siglo. Su maestro Simeón Omella concluyeron la encuadernación de este libro pocos meses antes del estallido de la Guerra Civil de 1936.
A todos los que superamos los cuarenta años nos alegraría releer impresos algunos de los textos - redacciones - que escribimos en la escuela. Son el espejo de una época, de una mentalidad, de un ambiente, de una ideología, de unas costumbres y sentimientos. Esa sensación me ha producido la lectura de pequeños textos - cuentos, fábulas, anécdotas o chascarrillos - de niños que viven en tiempos de la República y que contemplan la vida con ilusión y con una insaciable curiosidad intelectual. Nos hablan de los esquiladores, del adivinador, de la natación, del asfalto, del mes de abril,... Un regalo para los amantes de la literatura y para los educadores de siempre. El próximo miércoles, 28 de marzo, se presenta la obra en el Museo Pedagógico de Aragón, en Huesca. Un buen inicio para una nueva y prometedora colección
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