jueves, 15 de marzo de 2007

FRACASO COLECTIVO



Me sorprende que haya personas que se alegren del fracaso ajeno. Me sorprende que se utilicen algunas decisiones judiciales como un afilada arma electoral. Me sorprende que se hable en los medios de comunicación de fracaso político, cuando de lo que se trata es de un sonado y contundente fracaso colectivo.



La decisión de los tribunales de justicia sobre la paralización de la reforma de La Romareda, anulando así las pretensiones de los que pensaban reedificarla en el lugar actual no es una buena noticia para nadie, ni para los zaragozanos, ni para los amantes del deporte, ni para los socios y abonados del Real Zaragoza. No es una buena noticia, porque retrasa indefinidamente las obras, porque en cierto modo es un volver a empezar y porque los emplazamientos alternativos tampoco satisfacen ni a los políticos ni a la mayoría de los ciudadanos.



Es verdad que hay que respetar el poder judicial. Pero, a veces, uno se pregunta si ciertas decisiones no están lastradas de oportunismo y no son solapadamente tendenciosas. Espero equivocarme, pero tengo serias dudas al respecto.




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