Después de los resultados de los equipos que aspiran, como el Zaragoza, a puestos europeos, que fueron favorables al equipo que dirige Víctor Fernández, el equipo maño su supo ni pudo resolver ante un Betis venido a menos. Y eso que el partido se le puso de cara gracias a un regalo de Juanito, que supo aprovechar Diego Milito para marcar un gol magistral, el 17 de su cuenta particular. Pero luego pasó lo de siempre: lo de Mallorca, lo de Valencia, lo de Villarreal. La relajación y el conformismo pudieron más que la tensión y la ambición. Y llegó lo irremediable: el empate. La jugada del penalty fue un poco infantil, pero eso supuso el gol y el adiós al sueño de situarnos de nuevo entre los cuatro de cabeza.
Es verdad que, según cómo se mire, el empate no es malo si el próximo domingo se vence al Atlético de Madrid. Será una tarde apasionante. Además, comenzarán las celebraciones del 75 aniversario del club. Todo un reto para el equipo y para la afición. Porque el rival aspira a los mismos objetivos que el Zaragoza y ha mejorado mucho últimamente. Y es en esos partidos donde hay que dar la talla.
A propósito, ¿para qué se ha fichado a Nery? ¿qué pinta Longás en el banquillo? Los técnicos sabrán el porqué. Pero algo habrá que hacer para que le dinámica cambie. Y mejor esta semana que la siguiente.
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