Anoche, en La Romareda, el Real Zaragoza logró una victoria importante contra el Sevilla, uno de los mejores equipos de la liga. Desde los primeros minutos, parece que el equipo quería renacer de sus propias cenizas y, al menos, se pudo ver mejor actitud, más implicación y más juego colectivo. Sin embargo, en la primera parte el Sevilla perdonó ante la meta de César, que realizó dos excelentes intervenciones. El partido parecía encaminarse hacia el cero a cero, ya que el Zaragoza no había efectuado ningún disparo a puerta en los primeros cuarenta y cinco minutos. Pero Víctor - esta vez sí - tuvo un momento de intución y movió con acierto el banquillo. Retiró a un desorientado Oliveira y dio entrada en el descanso a D'Alessandro, que quería comerse el mundo. Una genialidad del "cabezón" abrió el marcador: lanzó una falta imparable por encima de la barrera y Palop sólo pudo ver pasar el balón. Luego, con el cambio de un Diego Milito agotado por un combativo Sergio García - que pide a gritos ser titular - y con la entrada de un recuperado Óscar por un Aimar muy cansado, llegó el delirio: una vaselina del delantero catalán besó la red del Sevilla. El partido estaba decidido y ni siquiera hubo que pedir la hora. Lo ganó la entrega. Lo ganó el constante empuje de una afición entregada, lo ganó el cambio de estrategia de Víctor, que se olvidó del rombo y alineó a los que en mejor forma estaban. Y lo ganó el banquillo. Entraron como novedades - debido sobre todo a lesiones - Cuartero, D'Alessandro, Sergio García y Óscar. Y no se echó de menos ni a Diogo, ni a Ayala ni al lesionado Matuzalén. Víctor tiene plantilla y ayer aprovechó con inteligencia sus recambios.
Pero la que merece un diez es la afición. Hubo división de opiniones al inicio del encuentro y en el descanso pero, a medida que avanzaba el encuentro, el entusiasmo de la grada encorajinó a los jugadores. Y vimos a un Zapater inconmensurable, a un Gabi comprometido, a un Cuartero como gran capitán. Eso sí, hay que reconocer que la suerte favoreció a los de casa. Dos tiros a puerta supusieron dos goles. Fue una victoria muy oportuna. La moral del equipo estaba por los suelos desde el miércoles y ahora los pupilos de Víctor Fernández podrán afrontar con más moral el partido de vuelta del jueves contra el Aris de Salónica. La afición será de nuevo protagonista, pero el entrenador tendrá que buscar la mejor estrategia y jugar bien todas sus bazas. Sólo de ese modo se podrá seguir adelante en Europa.
1 comentario:
victoria muy, muy oportuna... aunque también le doy un 10 a la afición, en la primera parte se empezó a pitar a victor fernández.
bueno, a ver si hemos juntado ya todos los ánimos y seguimos la racha contra el levante. 2 llegadas 2 goles, si se quiere se puede. y a por la uefa! que toca esta semana.
saludos.
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